La falta de deseo sexual en la pareja
La falta de deseo sexual es una de las razones más frecuentes por las que muchas parejas acuden a consulta en busca de ayuda es por la ausencia de apetito sexual en la relación de pareja, sobre todo en relaciones estables que llevan años juntas.
A priori se puede presuponer que este es un problema que afecta mayormente a las mujeres, pero lo cierto es que cada vez son más las mujeres que se quejan porque es el hombre quien no muestra interés sexual en la relación.
Desde aquí me gustaría empezar a desmitificar esa errónea creencia de que la falta de deseo sexual viene exclusivamente de la mano de la mujer, pues el problema ocurre indistintamente del género.
¿Qué es la falta de deseo sexual?
Hablamos de un Trastorno de Deseo Sexual o Deseo Sexual Inhibido (DSI) cuando la persona siente una ausencia total de interés sexual en todas las situaciones eróticas. Generalmente son personas que no suelen tener fantasías sexuales, no se sienten atraídas por el sexo y evitan iniciar cualquier relación sexual, incluida la masturbación.
Es importante destacar que estas personas tienen intacta la capacidad de respuesta sexual para practicar el acto sexual, es decir, se descarta cualquier causa fisiológica.
Otra cosa distinta, es que la persona sienta falta de deseo sexual en situaciones determinadas o con una persona concreta, aquí hablaríamos de una falta de deseo situacional pero no completa. En estos casos la persona sí puede excitarse de otras formas y sí siente apetito sexual en otras situaciones o con personas distintas a su pareja.
Por tanto, es clave aprender a diferenciar si hablamos de un DSI general o de una ausencia de deseo situacional o selectivo.
¿Cuáles pueden ser sus causas?
Es importante destacar que la falta de deseo sexual está determinado por una serie de factores biológicos, psicológicos y sociales, y por tanto sus causas pueden ser diversas.
Como he citado anteriormente, es importante descartar primeramente una causa física que pueda estar provocando esta ausencia de deseo sexual. Los problemas físicos que pueden afectar a la actividad sexual pueden variar desde la influencia de algún medicamento, alguna patología relacionada con el aparato genital o por algún dolor que se incrementa durante el coito.
Una vez descartada lo causa física, se presta atención a los factores psicológicos, sociales y emocionales que pueden llevar a esta ausencia sexual.
Entre las causas psicológicas más frecuentes atribuibles a la falta de deseo sexual nos encontramos con:
-Problemas de ansiedad y estrés, usualmente causados por factores externos como la situación laboral, desajustes económicos o problemas familiares.
-Depresión o un acusado bajo estado de ánimo, donde la apatía no solamente es sexual sino que se expande a otras facetas de la vida.
-Problemas de pareja subyacentes en la relación, no sólo en el ámbito sexual.
-Falta de una óptima educación sexual, y por tanto, ausencia de información real sexual.
Es estrictamente necesario estudiar detenidamente a la pareja, ya que cada relación es totalmente distinta de otra, y por tanto las causas pueden ser múltiples.
¿El deseo sexual en la pareja debe ser constante?
La pareja pasa por muchísimas etapas a lo largo de su vida, etapas llenas de cambios, y por tanto el deseo sexual puede ser distinto en las diferentes etapas por las que pasa la pareja pudiendo haber etapas donde se produzca una falta de deseo.
Además la intensidad del deseo sexual varía mucho de unas personas a otras, e incluso en una misma persona el deseo sexual cambia de una época a otra o de una situación a otra. Por tanto el deseo sexual no es constante.
En este sentido, es importante diferenciar una mala racha transitoria y concreta de bajo interés sexual, de una ausencia prolongada de inapetencia sexual que está afectando seriamente a la relación de pareja.
En ambos casos se puede ayudar a la pareja, pero el tratamiento será totalmente distinto.
“La rutina, la enemiga número uno de la falta de deseo sexual.”
Vuelvo a repetir que es imprescindible estudiar cada caso y cada pareja para poder establecer un tipo de terapia u otra, pero si es cierto que la mayoría de parejas que acuden en busca de ayuda a las consultas tienen un acusado descenso de la líbido sexual por aburrirse en sus relaciones eróticas.
El hecho de saber en todo momento que va a pasar, de que manera y cuando va a suceder… es sumamente aburrido. Desde luego, la rutina sexual no es un buen catalizador para querer emprender una relación sexual. Digamos que la rutina es la enemiga número uno de la líbido.
¿Cómo se puede combatir?
¡Creatividad e imaginación!
Hay que aprender a innovar en las prácticas sexuales, hacer cosas nuevas. Cuando se hacen cosas distintas a las habituales nuestros niveles de dopamina se disparan, y con ellos el apetito sexual.
La dopamina es responsable de los mecanismos de refuerzo del cerebro, es decir, de la capacidad de desear algo y de repetir un comportamiento que proporciona placer. De hecho, cuando nos enamoramos de alguien los niveles de dopamina están en su punto álgido, induciendo un proceso de aprendizaje positivo en el cerebro y haciéndonos sentir estupendamente bien.
¡Así es! La novedad estimula la dopamina, y por eso es un punto clave que rompamos con la monotonía acusada de la relación e incorporemos elementos sorpresa que rompan con lo habitual.
¿Qué cosas se pueden introducir?
¡Tantas como se quieran!
Si repasáis la publicación de “Fantasías sexuales”, encontrareis que ellas pueden convertirse en un perfecto aliciente para la relación.
El hecho de cambiar el lugar y el momento en el cual se suele practicar sexo habitualmente también puede ser un buen estímulo. Incluso incorporar complementos sexuales como juguetes eróticos, o jugar a ser personajes distintos con un cambio de roles.
Las ideas pueden ser infinitas, es cuestión de plantearlas y explorarlas.
Lcda. Judith Viudes Serra
Psicóloga y sexóloga (Nº colg CV11239)
Colaboradora en tudesarrollopersonal.es
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